Soy un tesoro para compartir

Muchas veces no nos conocemos bien. A veces miramos sólo nuestros defectos o sólo nuestras virtudes. Muchas veces creemos que no tenemos nada que aportar y es porque no nos valoramos verdaderamente. Busquemos dentro de cada uno de nosotros qué cosas valiosas ha puesto Dios en nosotros, para sí poder servir mejor.

Por ejemplo, frente a la realidad de la muerte, todo lo secundario queda opacado, las pequeñas preocupaciones o los pequeños intereses. Frente a la muerte, sólo importa lo importante, lo que vale la pena, etc. Por eso es un momento valioso para descubrir aquellas cualidades que hay dentro de cada uno de nosotros. Supongamos que nos quedan minutos de vida y tenemos la posibilidad de escribir nuestras últimas impresiones, sueños e ideales.

- ¿Qué cosas buenas he hecho en mi vida y que me gustaría recordar ahora?
- ¿Qué cosas me gustaría haber hecho?
- ¿Por cuáles de mis características me gustaría ser recordada?

La muerte es un momento privilegiado de conocimiento.

Textos que pueden servir:
Mateo 25,14-30: Las cualidades son una riqueza que hay que hacer crecer y comunicar.
Mateo 18, 1-6 : Hasta el más pequeño tiene algo que aportar, todos son valiosos ante Dios.
Salmo140, 13-16: Dios nos ha formado tal como somos, somos una maravilla salida de sus manos.

Ideas para reflexionar:
- Dios nos ha creado y ha puesto en nosotros cualidades y características irrepetibles.
- Estas cualidades son un regalo para crecer como personas y ayudar a crecer a los demás.
- Todos tienen algo que aportar, una riqueza que compartir. Por eso todos deben ser acogidos como un don de Dios.

Preguntas:
- ¿Qué cualidades puedo poner al servicio de los demás? ¿Como?
- ¿Qué personas debo aprender a valorar mejor?
- ¿Qué talentos debo desenterrar para hacerlos crecer?